Al principio no había tiempo ni espacio, pero a lo mejor durante un momentito, todo, todo lo que hay estaba en un sitio muy pequeño, como un dado del parchís.
Entonces estaba caliente y estalló. Se formaron las estrellas y los planetas y el sitio que hay enmedio y el tiempo que pasa. Se formaron galaxias y en una había una estrella, y esa estrella se hizo grande y pequeña y se convirtió en una nube de polvo. De esa nube de polvo salió otra estrella y otros planetas, y en uno de esos planetas había un charco. En ese charco aparecieron unas células que se copiaban a sí mismas, y se copiaban iguales y se copiaban diferentes. Y entonces aparecieron las algas y las plantas y los dinosaurios.
Los dinosaurios se murieron.
Los dinosaurios se murieron, sí, pero ya se habían convertido en pájaros y mamíferos, y entre los mamíferos había monos, y los monos aprendieron a usar herramientas. Los monos se inventaron el pan y la cerveza, aprendieron a contar cuentos y a hacer libros y también se inventaron internet. Ya no eran monos, eran personas. Entonces dos células como las del charco del principio se juntaron, y naciste tú. Y esta noche hemos ido a la feria, y ahora te estoy contando este cuento. Tú estás hecha de estrellas, y eres mi estrella. Buenas noches, preciosa, que duermas bien.
Buenas noches mamá. Tú también.


Que no se entere el Bibliotecario de que vas soltando tan alegremente la palabra que empieza por M. Y, al menos en su caso, primero fue el hombre y luego el m… el simio.
(Preciosa historia, por otra parte)
Él lo entenderá. O le daré plátanos. 😉
Es maravilloso 🙂
¡Muchísimas gracias, Zor! ^_^ Me alegro mucho de que te haya gustado.
Precioso cuento, Minibego. Solo una pequeña observación: en inglés “animal” puede ser sinónimo de “mamífero”; en español, no. Los dinosaurios y los pájaros (y las demás aves) son (fueron) animales; por tanto, no tiene sentido decir que los dinosaurios se convirtieron en pájaros y animales.
¡Muchas gracias, Héctor! Lo cambiaré. Por el toque mágico/infantil del cuento, digo también que “se convirtieron” cuando en realidad no es la palabra adecuada. 😉
Ya que estamos con detalles, ¿qué dinosaurio se convirtió en mamífero? Reptiles en mamíferos, sí, pero ¿dinosaurios? No me suena.
Para que no se te fastidie la cohesión, podrías cambiarlo a “Los dinosaurios se murieron, sí, pero ya se habían convertido en pájaros y, al desaparecer los dinosaurios, permitieron que llegaran los grandes mamíferos, y entre los mamíferos había monos, y los monos aprendieron a usar herramientas”. Claro que tampoco es cuestión de complicar demasiado un cuento así.
Y los monos NO se inventaron Internet. A ver, esto es una poesía en prosa para una niña de seis años, no un tema de historia 😉
Bueno, eso ya sería una licencia poética. 🙂
Si es que quise decir algo cuando leí el cuento por primera vez, pero pensé que estaba más guapo callado. Luego he visto que te corregían y hacías caso y me he venido arriba.
¡Qué bien que te haya parecido bien mi sugerencia! 🙂
En cuanto a lo que dice Jordi: tiene razón, pero es verdad que no hay por qué ceñirse a “los hechos” en un cuento. Mi sugerencia era más lingüística que biológica (aunque también)…
En todo caso, si quieres mantener un equilibrio entre la poesía y el “rigor científico” (sin olvidar que es un cuento), puedes poner, por ejemplo: «Los dinosaurios se murieron, sí, pero ya habían nacido los pájaros y los mamíferos…».
O déjalo como está y pasa de nosotros, que al fin y al cabo es TU cuento y, como dije, es precioso. 🙂
¡Fantástico Bego! Me ha encantado 🙂
Vale, me has emocionado… y ahora me voy a dormir.
Buenas noches primica.